Tamara Falcó e Íñigo Onieva han protagonizado la que, sin duda, es la boda del año. Ya no solo por su multitudinario enlace, sino por todas las críticas que han tenido al respecto. Desde el vestido, la venta de la exclusiva o lo más reciente, su ático.
Todo comenzó el año pasado, cuando la Marquesa de Griñón compraba el inmueble de 186 metros cuadrados en la urbanización de Puerta de Hierro. La vivienda, valorada en millón y medio de euros, cuenta con cuatro dormitorios, una cocina abierta, tres baños y dos terrazas.
Todo un amor a primera vista y lista para vivir. Aunque, no estaba perfecta para la hija de Isabel Preysler por lo que decidió hacerle unas cuantas reformas. Tanto para esto como para la decoración confió en unas amigas cercanas. Sin embargo, debido a las fuertes exigencias y la falta de entendimiento de las dos partes, al final se rompió el contrato.
Ahora, según informan desde Y ahora Sonsoles, Tamara necesita la casa "cuanto antes", aunque esto no sería posible por culpa de la gran carga de trabajo.
De hecho, la marquesa habría pensado en cambiar, sin previo aviso, de empresa de reformas. Una acción muy parecida a la que ya ocurrió con su vestido de novia y la firma española Sophie et voilà'.
Así pues, aunque Tamara e Íñigo habían pensado en mudarse a su regreso de su luna de miel en Sudáfrica, el círculo íntimo de la joven ha dejado claro que esto no será posible. Según informan, todavía quedarían "varios meses más". Hasta entonces, seguirán viviendo en su piso de alquiler.
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